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¡Ten
piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Trata bien a Sión, Señor, por
tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén.
Entonces aceptarás los sacrificios rituales
-las oblaciones y los holocaustos-. |
Sa.III-Cuar |