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Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
El Señor se preocupa de los buenos,
y su herencia permanecerá para siempre.
El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace.
Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre. |
Ma.XXXII-2 |