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Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y los salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
Vengan, hijos, escuchen:
voy a enseñarles el temor del Señor.
¿Quién es el hombre que ama la vida
y desea gozar de días felices? |
Mi.XIII-1 |