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¡Qué
grande es tu bondad, Señor!
Tú la reservas para tus fieles;
y la brindas a los que se refugian en ti,
en la presencia de todos.
Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres;
y los escondes en tu Tienda de campaña,
lejos de las lenguas pendencieras.
Amen al Señor, todos sus fieles,
porque él protege a los que son leales
y castiga con severidad a los soberbios. |
Lu.IV-1
Mi.XI-2 |