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El
Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún
mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. |
Do.XVI-B
Do.IV-Cuar-A
Do.IV-Pasc-A
Sa.IV-1
Mi.XX-2
Mi.XXXII-2
Lu.V-Cuar
22 Feb - Cat.Pedro
Sagrado Corazón-C |