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Bendice
al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo
Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.
No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
No nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo
temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
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Do.XXIV-A
Sa.II-Cuar |