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Bendice
al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo
Nombre;
bendice al Señor, alma
mía,
y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. |
Mi. II - Adv |